Por David Arengas
La Selección Colombia Sub-20 afronta este sábado uno de los partidos más importantes de su historia reciente: el duelo por el tercer puesto del Mundial de Chile 2025 ante Francia. Más allá de la medalla de bronce, la “Tricolor” tiene sobre la mesa un incentivo económico que puede marcar un hito para su estructura juvenil.
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Según las proyecciones de la FIFA, el país que termine tercero recibirá un premio de 300 mil dólares, una cifra equivalente a más de 1.100 millones de pesos colombianos. Este monto, aunque modesto frente a los torneos de mayores, representa una recompensa significativa para un proyecto de formación que ha demostrado madurez, talento y carácter.
El equipo dirigido por César Torres llega al compromiso tras caer ante Argentina en semifinales, pero con la firme intención de cerrar el torneo con orgullo. En la previa, el estratega fue claro: “El tercer puesto también se juega con el corazón. Esto no es un consuelo, es una oportunidad para dejar huella”.
En el campo, el protagonismo recaerá sobre figuras como Néiser Villarreal, Carlos Sarabia y Óscar Perea, pilares de una generación que ha conquistado al público por su juego ofensivo y su actitud competitiva. También se espera que Torres dé minutos a varios futbolistas que no participaron en el anterior compromiso, buscando equilibrio entre mérito y proyección.
Más allá del dinero, el valor simbólico del premio es enorme: consolidar el crecimiento del fútbol base, demostrar que Colombia está lista para competir de tú a tú con las potencias y reforzar la confianza en los procesos juveniles. Alcanzar el tercer lugar sería el cierre perfecto para una generación que promete ser el futuro del fútbol colombiano.
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