Por David Arengas
Una lamentable realidad ha empañado el legado de varios futbolistas colombianos: su conexión con el crimen organizado. De forma recurrente, exestrellas del deporte que en algún momento fueron ídolos de la nación han terminado tras las rejas, con condenas que han puesto un triste punto final a sus carreras. La mayoría de estos casos está directamente ligada a delitos de narcotráfico.
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Uno de los casos más sonados es el de Jhon Viáfara. El exfutbolista, recordado por haber sido campeón de la Copa Libertadores con el Once Caldas en 2004, fue extraditado a Estados Unidos en 2020. Un tribunal lo halló culpable de coordinar una red de tráfico de cocaína, lo que le valió una condena de 11 años de prisión, un drástico final para quien alguna vez fue un héroe nacional.
A esta lista se suma Diego León Osorio, exjugador de la Selección Colombia y Atlético Nacional. Tras ser capturado en 2016 intentando transportar cocaína a España, el exfutbolista fue condenado a 8 años de cárcel, sentencia que fue confirmada en segunda instancia.
Por su parte, el icónico Anthony de Ávila del América de Cali, fue arrestado en 2021 en Nápoles, Italia. La detención se debió a una condena de 2004 por un caso de narcotráfico en el país europeo. De Ávila, quien fue una de las figuras más emblemáticas del fútbol colombiano, actualmente cumple una pena de 12 años de cárcel.
Estos casos, aunque distintos en sus circunstancias, representan una oscura faceta del fútbol nacional. De héroes deportivos a reclusos, la historia de estos hombres sirve como un crudo recordatorio de que las malas decisiones fuera de la cancha pueden tener consecuencias que opacan por completo la gloria alcanzada en el terreno de juego.
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