Por David Arengas

La genialidad individual de Luis Díaz volvió a ser el centro de atención mundial. En el empate 2-2 del Bayern Múnich ante el Unión Berlín por la Bundesliga, el delantero colombiano no solo marcó un gol vital para salvar el invicto del líder, sino que su anotación fue una obra de arte tan inverosímil que generó reacciones eufóricas entre los comentaristas deportivos, incluyendo al polémico Carlos Antonio Vélez y al apasionado Pablo Giralt.
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El gol, que significó el empate 1-1 en el minuto 38, nació en la banda izquierda. Díaz le propuso una pared a Josip Stanišić, pero el pase de devolución fue largo y parecía condenado a perderse por la línea de fondo.
Fue ahí donde apareció la "sangre de campito":
La espectacularidad del tanto provocó que periodistas de estilos tan distintos coincidieran en la magnitud de la jugada:
Con este golazo, el undécimo de la temporada, Díaz no solo evitó una derrota que hubiera puesto en riesgo el invicto del Bayern, sino que consolidó su estatus como una de las figuras más determinantes de Europa.

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