Por David Arengas
La esperanza en el Atanasio Girardot se transformó en una amarga frustración. En el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, Atlético Nacional empató 0-0 con São Paulo, en un encuentro que será recordado como una de las noches más dolorosas para la afición verdolaga. A pesar de un dominio casi absoluto y de tener dos penales a su favor, el equipo de Javier Gandolfi fue incapaz de romper el cero, dejando la serie completamente abierta para el partido de vuelta en Brasil.
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El desarrollo del partido estará para siempre ligado a la figura de Edwin Cardona. El mediocampista, en dos momentos clave, tuvo en sus pies la oportunidad de darle la ventaja a su equipo, pero falló en ambas ocasiones. La primera oportunidad fue un remate que el portero brasileño Rafael Pires atajó de manera magistral, con una estirada providencial que ahogó el grito de gol. La segunda, un remate que se fue desviado. La actuación del arquero brasileño fue simplemente monumental, convirtiéndose en el salvador de su equipo y en un auténtico muro infranqueable para Nacional. La frustración por los penales fallados pesó como una losa sobre el equipo y los hinchas, quienes vieron cómo una oportunidad de oro se esfumaba entre sus manos.
Más allá de los penales, el partido fue un monólogo de Atlético Nacional. Con un buen fútbol y una clara iniciativa, el equipo colombiano generó múltiples opciones de gol, acorralando al São Paulo en su propio campo. Sin embargo, la falta de puntería y la mala fortuna jugaron en su contra. En varias ocasiones, los remates de los jugadores verdolagas terminaron estrellándose en los palos, negándoles una y otra vez la posibilidad de abrir el marcador. Por su parte, São Paulo, consciente de sus limitaciones y de la ausencia de sus figuras clave, se dedicó a defender y a resistir el embate de Nacional, con la clara estrategia de definir la serie en su casa.
Con el 0-0, la llave queda completamente abierta, pero el resultado es un golpe de confianza para São Paulo y un duro revés para Nacional. El equipo de Gandolfi ahora tendrá la difícil misión de buscar la clasificación en el Morumbí, un estadio que siempre es complicado para los visitantes. Los colombianos se ven obligados a buscar la victoria o, por lo menos, un empate con goles para evitar los penales y poder avanzar a la siguiente fase del torneo continental. La noche de hoy será recordada por lo que no fue, y Atlético Nacional viajará a Brasil con la amarga sensación de haber dejado escapar una ventaja que tenía en sus manos.
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