Por David Arengas
La Selección Colombia Sub-20 cerró con broche de oro su participación en el Mundial de Chile 2025 al colgarse la medalla de bronce, tras vencer a Francia por 1-0 en el partido por el tercer puesto. La victoria no solo significó igualar la gesta de 2003, sino también consolidar a Néiser Villarreal como una de las grandes figuras del certamen.
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El equipo dirigido por César Torres mostró una determinación inquebrantable para subirse al podio. El cierre del torneo fue el reflejo de ese carácter: apenas al minuto dos, Óscar Perea marcó el único gol del compromiso con una gran definición, obligando al equipo a un ejercicio de orden y sacrificio defensivo que sostuvieron hasta el final.
Aunque Villarreal no logró anotar en el duelo contra los galos, su presencia constante en el área rival generó preocupación y abrió los espacios que fueron decisivos para asegurar la victoria. La gesta del joven atacante fue fundamental para el retorno de Colombia al podio mundialista.
El artillero se posicionó como uno de los máximos goleadores del campeonato, al sumar cinco conquistas a lo largo del torneo. Villarreal no solo fue el goleador del equipo, sino también el símbolo de un grupo que jugó con corazón y orgullo.
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Con cinco goles y una medalla de bronce, el joven atacante se ganó el cariño de la afición y dejó la sensación de que el futuro del gol colombiano ya tiene dueño. Su nombre ha quedado grabado en la historia de la selección juvenil, y su prometedora carrera apenas comienza, dejando una huella imborrable en el Mundial Sub-20.
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