Por David Arengas
La invasión de campo en el Estadio Sierra Nevada de Santa Marta tomó un giro aún más oscuro y alarmante. El reconocido periodista Pipe Sierra confirmó que en medio de los violentos incidentes, el blanco de la furia de los mal llamados hinchas del Unión Magdalena fue nada menos que el técnico del Once Caldas, el experimentado Hernán Darío 'Arriero' Herrera.
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Según la información, aunque afortunadamente el 'Arriero' no sufrió cortes, sí fue alcanzado por un botellazo lanzado desde la turba enfurecida. Este cobarde ataque contra el cuerpo técnico visitante eleva la gravedad de los hechos y pone en tela de juicio cualquier garantía para la continuidad del encuentro, tal como aparentemente lo pretendía el árbitro central, Carlos Ortega.
La indignación por lo sucedido se propagó rápidamente en el ámbito deportivo. El influyente periodista César Augusto Londoño alzó su voz a través de sus redes sociales, cuestionando la inacción del juez central ante la escalada de violencia: "No sé por qué Carlos Ortega no ha suspendido el partido Unión Magdalena 0-1 Once Caldas. El técnico Hernán Darío Herrera fue agredido y algunos recogebalones también, por los hinchas que invadieron la cancha con intensiones violentas. No hubo garantías y no se puede favorecer la violencia. Una vez más."
Las palabras de Londoño reflejan la sensación generalizada de repudio ante estos actos barbáricos. La agresión al entrenador visitante, sumada a los reportes de ataques contra recogebalones, evidencia la peligrosidad de la situación y la total ausencia de condiciones de seguridad para seguir disputando el partido.
La insistencia del árbitro por continuar el encuentro, en contra del sentido común y la integridad de los presentes, resulta incomprensible para muchos. La prioridad en estos momentos debe ser la seguridad de los jugadores, el cuerpo técnico y todos los involucrados, y no se puede permitir que la violencia se normalice o se premie con la continuidad de un espectáculo deportivo.
El futuro del partido pende de un hilo, pero lo que queda claro es que el Unión Magdalena no solo enfrenta una posible sanción deportiva por la invasión de campo, sino también un profundo repudio por la agresión sufrida por el 'Arriero' Herrera. Este nuevo episodio de violencia en el fútbol colombiano exige una respuesta contundente y ejemplar de las autoridades para erradicar de una vez por todas estos actos que empañan la pasión del deporte.
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