Por David Arengas
La noticia de la ambiciosa remodelación del Estadio Atanasio Girardot, que lo convertirá en el más grande de Colombia, es sin duda un orgullo para la ciudad. Sin embargo, para un gigante como Atlético Nacional, el equipo más laureado del país y bicampeón de Copa Libertadores, la aspiración debería ir más allá: construir su propio estadio. La idea, que ha flotado por años, cobra más fuerza que nunca, impulsada por razones deportivas, económicas y de identidad.
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Aquí, tres argumentos de peso por los que el 'Rey de Copas' debería tener su casa propia:
Ser dueño de un estadio significa tener el control absoluto sobre todos los ingresos generados en días de partido y eventos no deportivos. Actualmente, Nacional comparte el Atanasio y debe negociar el uso con el INDER y la Alcaldía de Medellín, lo que implica un reparto de taquillas, restricciones en patrocinios y limitaciones en la explotación comercial del escenario.
Con un estadio propio, Atlético Nacional podría:
Un estadio propio no es solo un recinto; es una extensión de la identidad del club y un templo para sus seguidores. Nacional podría diseñar un estadio que respire la historia 'Verdolaga', desde los vestuarios hasta los museos interactivos, creando una experiencia única para el hincha.
En el fútbol moderno, los clubes grandes del mundo tienen sus estadios. Ser propietario de un recinto permite al club invertir más en la plantilla, infraestructura de formación y gestión, elevando su competitividad a nivel continental.
Mientras el Atanasio Girardot se prepara para una nueva era, el verdadero paso hacia la vanguardia para Atlético Nacional pasa por materializar el sueño de su propio templo que esperamos, sea en tan solo un par de años.
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